EL AMOR COMIENZA CON LA PUNTA DE LA LENGUA
¡Claro! Nada nuevo bajo el sol
dirás. El amor comienza con la lengua, pues se siente con el beso. El sexo
comienza con la lengua porque recorre las pieles. Ya está el amor sí que
comienza con la lengua.
Y por supuesto, dicho así todos
lo tenemos muy claro. Pero, ¿realmente sabemos lo que es el amor? Te invito a
que digas con palabras ahora mismo qué es el amor.
“El amor es el amor, el amor es lo
que sentimos por el ser amado, es amor es querer estar con el otro u la otra, el amor es respeto, el amor no
existe, el amor es necesitar al ser amado, el amor es contacto” Después si quieres puedes hacerme llegar tu
muy particular punto de vista del amor, lo anterior es solo ejemplo de lo que
algunas personas creen qué es.
El amor, muy acá en nuestro mundo
se define como el sentido de bienestar máximo en el que alguien se puede
encontrar. “Amar a tu prójimo como a ti mismo” es un ejemplo de ello, porque
¿cómo es que te amas tú? O mejor dicho ¿cómo te gustaría amarte?
Obviamente, si te amas, procuras
ofrecerte lo mejor de ti y para ti mism@: manteniendo tu salud óptima tanto
física como emocional, alimentándote adecuadamente, descansando lo necesario,
haciendo aquello que quieres y es bueno
para ti; en general manteniéndote en bienestar constante. Libre de juicios
contra tu persona, aceptándote como eres y haciéndote mejor persona cada día.
Si no te amas, te alimentas mal (y
por mal entendemos comer a destiempo, comer aquello que intoxica tu cuerpo,
comer rápido), tratas de aparentar estar bien con la mera apariencia física: maquillándote,
haciendo ejercicio en exceso, comprando ropa de marca solo para hacerte sentir
bien, haces caso omiso de tu salud emocional y física, y sobre todo TE HABLAS
MAL.
Puede que seas consciente de ello
o no. Quizá te das cuenta que al mirarte al espejo te criticas y juzgas, puede
que si algo te sale mal te ofendas, que si alguien te lastime te culpes a ti
mism@. Pero es muy probable que omitas lo mal que te tratas cuando HABLAS MAL
sobre otras personas.
¿Incrédul@? Pues es hora de que vayas aceptando la verdad
sobre esto. Tú no puede hablar de amor
de ninguna clase a menos que puedas hablar bien de todo y de todos. Si no
puedes hacerlo, todavía el amor no gobierna tu vida. No es una invención que yo me saque de la
manga que todo en este mundo está unido, que todo lo que observas es un reflejo
de lo que tú eres. ¿Entonces, quién eres tú?
Si te tomas un tiempo en meditar esto
todo tu panorama va a cambiar. Porque
entonces, si todos somos uno y todo es un reflejo de lo que somos, y el reflejo nos muestra cosas que no nos
gustan… nos estamos amando de la patada.
¿Te has dado cuenta como tratas a las personas? ¿qué juicios haces sobre
ellas? Desde la burla más grande hasta la risa más pequeña a costa de otro. A
costa de otro te burlas, te enjuicias y te tratas a ti.
¿No sería magnífico amarte verdaderamente
y ser testigo de ello? Un primer paso
para ése estado de consciencia es hablar con amor. Tú lengua existe no solo
para saborear o repeler sabores, está para HABLAR y hablar correctamente. Comienza
a hablar con amor, pero no confundas amor con adulación. Habla a los
otros como te gustaría que te hablasen (y digo te gustaría porque está claro
que si hablas mal a otros te hablas mal
a ti ahora). Reconoce en ellos lo bueno
que tienen y díselos, así cuando tú te hables te vas a creer y no solo serán
palabras vacías. Como profesional habla
con verdad, como amigo habla con honestidad, como amante habla con ternura,
como persona habla con sabiduría. Habla de la forma en que quieres escuchar al
mundo y realmente cambiarás el mundo.
Los pensamientos, aunque nacen en
la mente, no salen de la mente. Necesitan de un medio para expresarse, tu
lengua es ese medio. Aquí que cuando hables mal no te excuses en decir “no
pensé en lo que dije”, porque lo pensaste y tuviste el tiempo de detener su
exposición, pero no lo hiciste.
Todo lo que salga por tu lengua
debe ser antes revisado, porque si lo que sale es hiriente te hieres a ti y
solo a ti. Cuando hablas en amor, te das amor. Has el propósito de hablar en
amor, prueba una semana y siente como te vas amando cada vez más. Pero debes
tener claro en no ofender al amor al equipararlo con cursilería. El amor es otra cosa, es otro reconocimiento,
es pura verdad.
Que la punta de tu lengua sea una
caricia a los oídos, tanto literal como metafóricamente. Y que sea el medio que
te acaricia a ti todos los días y a cada instante.
Bendita sea tu lengua y tu palabra.
29/5/2014 2:50