¿Realmente el pasado se queda atrás?
Cuando comencé mi proceso de
reconocimiento personal, la frase más frecuente que me decían y leía era: “Deja
el pasado atrás” Y lógicamente tenía sentido desde el punto de vista que “vivir
en el pasado” no nos permite disfrutar del presente. Por tanto habría que
perdonarlo y olvidarlo, y repetirme como mantra mágico “El pasado quedo atrás”.
Pero siempre digo que una cosa es lo que
uno cree que dice y otra cosa es lo que en verdad es.
Hoy día es muy común escuchar de
la física cuántica, de la comprobación que en realidad el tiempo y espacio no
existen, de que todo es un continuo aquí y ahora. Entonces, el pasado queda
atrás o es un recordatorio presente de lo que no hemos integrado y perdonado
realmente. Hoy puedo decirte que el
pasado no se va, incluso aunque tú no lo recuerdes, él está presente en tu vida
actual alojado cómodamente en el más exclusivo de tus sitios internos, en el inconsciente.
El inconsciente es la parte de ti
que no está sujeta al espacio y al tiempo. Todo en él es eterno presente, por
ello, todo lo que sucedió en tu pasado se vive en el presente de tu inconsciente. Y para que ése pasado se tatúe en lo más
profundo de tu ser, necesita una emoción. Por ejemplo, es muy común que en un
embarazo, y sobre todo si es el primer hijo de un matrimonio, ambos padres o el
padre deseen tener un hijo varón. Y es posible que le hablen al bebé como
hombre: “tienes que ser un varoncito”, “si no es varón no lo quiero”, etc. Pero resulta que el bebé es una hembra. Su
Alma dentro del vientre de su madre ya crea y siente emociones, así que
supongamos crea la emoción de rechazo.
Cuando nace, siente la desilusión de uno o ambos padres y reafirma su
emoción de rechazo. Seguramente sus papás posteriormente la amarán muchísimo y
le ofrecerán un ambiente familiar digno, pero la emoción de rechazo se quedó
escondida en su inconsciente.
En sus años futuros ésa mujer no
tendrá la más remota pisca de recuerdo consciente del rechazo recibido en su
gestación, pero tendrá la sensación de sentirse rechazada y ésa emoción se
puede manifestar de muchas formas. Puede que sienta que para no ser rechazada
tenga que cerrarse a entablar relaciones afectivas. Puede que sienta que no es
lo suficiente para sus padres, pareja, ambiente de trabajo, social, etc. Quizá un día llegue a consulta psicológica
porque su última pareja la hacía sentir rechazada, y entonces vendrá la frase
de “perdona y deja el pasado atrás”.
Pero ¿qué pasado es el que debe dejar atrás?
Puede que perdone a su ex pareja,
o cualquier persona o acto que la haga sentir infelizmente rechazada, pero a no
ser que sea consciente de dónde surge la emoción, esa se repetirá una y otra
vez hasta que el subconsciente éste seguro de que has comprendido, has
perdonado y ahora sí puede quedar el pasado disuelto para siempre.
El ejemplo anterior es realmente
muy simple, pero créeme cuando te digo que dentro tuyo hay mucho pasado
presente que esta recurridamente informándote de que hay algo que debe ser
sanado en tu aquí y ahora.
Yo por ejemplo, después de varios
años de trabajo interno me sentía plena y feliz en muchos aspectos de mi vida,
pero había algo que se repetía continuamente y conscientemente no le veía raíz.
Así que comencé a interesarme en el trabajo del Dr. Carl Jugn y una de sus
frases me abrió los ojos: “Hasta que lo inconsciente
no se haga consciente, el subconsciente
seguirá dirigiendo tu vida y tú le llamarás destino”.
Y eso en definitiva es así, hasta
que se toma la decisión de que todo es de otra manera. Un Curso de Milagros nos
dice que nosotros percibimos erróneamente a causa de la separación, pero Dios
solo puede vernos perfectos como Él nos creó.
Y ciertamente todos somos seres perfectos, pero a causa de emociones
atrapadas nos hemos percibido erróneamente y hemos dado fe de nuestras
creencias erróneas.
Afortunadamente el subconsciente
nunca ha dejado el tiempo atrás y no los recuerda con hechos que se repiten una
y otra vez, con manifestaciones sutiles y en otras con consecuencias más
traumáticas como la enfermedad. Todo como un grito desesperado desde lo más
profundo de nosotros que nos dice: ¡Hey, aquí hay algo que tenemos que
aprender, reconocer y perdonar!
Hacerlo no es un trabajo sencillo,
puesto que hemos de enfrentarnos a cosas que habíamos olvidado, otras más, nos
muestra emociones que no habíamos reconocido y nos muestra nuestra sombra. Lo
dicho, no es sencillo, pero sí es muy liberador. Y ser liberado de una cárcel de la cual no
tenías idea es asombrosamente milagroso.
De ahí que en las tradiciones
tibetanas se enseñe la parábola de la taza vacía. Pues a menos que tengas la
taza vacía (estés libre del pasado y sus emociones), no la puedes llenar.
Puesto que una taza llena que reciba nuevo líquido, solo puede derramarlo (tu
pasado no dará espacio para cosas nuevas y maravillosas en tu vida).
Tal vez te preguntes, si una vez
liberado el pasado ya no hay nada más
que hacer. Lo único que sucede al liberarte es que tienes muchas más cosas que
hacer, pues ahora estás alerta. Ahora sabes que no te beneficia en nada dejar
agua estancada en tu interior, ahora sabes que se pudre, que apesta y enferma.
Y ahora comprendes que como el maestro Jesús, hay que transformar el agua en
vino.
No puede compartir de lo que no
ha experimentado, y hoy comparto contigo la certeza que dentro tuyo esta la solución
de todos tus problemas. Que solo basta
con que te decidas a navegar en tu interior, sin juicios, sin miedo y un
sorprendente conocimiento te será revelado. Entonces el pasado no queda atrás,
simplemente se disuelve.
La noche oscura del Alma, es el
preámbulo para majestuoso amanecer.